Más de 1 millón de barriles de petróleo en un barco que está a punto de hundirse es el anuncio de un accidente ecológico de inmensas proporciones. Si a esto le agregamos que las refinerías de Amuay y Cardón descargan crudo de manera incontrolada a las costas, lo que se avecina es una verdadera tragedia.

Estos accidentes reflejan de la manera más grotesca la realidad de la empresa petrolera venezolana. Todos sus activos, lo que antes la llevó a ser una de las más importantes del mundo, están en la peor de las condiciones. ¿De qué vale tener las reservas petroleras más grandes del planeta si la infraestructura para procesarla no sirve?

El Nabarima se hunde poco a poco. Y de nada vale que el jefe del PSUV, luego de días de denuncias por todos los medios, mande a unos cuantos de sus acólitos a inspeccionar lo que ocurre con el barco, porque su incapacidad para resolver problemas es obvia, y la mayor prueba es lo que ocurre cada vez que intentan arrancar las refinerías.

Ninguna organización que defienda la salud del planeta puede quedarse tranquila al ver que este régimen irresponsable nada hace por solucionar los problemas ambientales que ha causado. Si esto se deja pasar, sufrirán las consecuencias no solo el ecosistema del mar Caribe sino las poblaciones que viven y comen de sus costas.

Ya el escándalo del crudo vertido en las playas de Falcón se ha dejado de mencionar en los medios, pero debe ser porque cada vez aparece un desastre más grande, no porque se haya solucionado.

No cabe duda de que la responsabilidad es directamente del régimen y de los que dirigen lo que queda de Pdvsa. Además del desastre de derrames de petróleo al mar, debe sumársele la devastación de miles de hectáreas en las zonas mineras de Venezuela en donde sin control alguno se deforestan bosques enteros y se acaba con los ríos solo para que unos cuantos militarsotes se llenen los bolsillos de oro. No dejan nada en pie.

Solamente por estos delitos deberían ser condenados. Pero es una raya más para el tigre. Lo de ellos es la destrucción total, y así como no les importa el ambiente, mucho menos les interesa la vida de los venezolanos ni de los que resulten afectados con su ineficiencia.

En cuanto a Pdvsa, no solamente se robaron todos los huevos de oro, sino que están matando a la gallina.