viernes, 12 de marzo de 2021

SALIR DE LA DICTADURA: NUESTRO IMPERATIVO CATEGÓRICO

 




marzo 11, 2021 lalinternaazul@wp 0 Columnistas, Opinión,

10/03/2021 | Por Antonio Sánchez García | @sangarccs


“No existe otro imperativo categórico para los venezolanos de bien, que enfrentar a la dictadura y derrocar al tirano y sus esbirros. Para establecer la democracia liberal que nos merecemos. Y proceder a recuperar el tiempo perdido. Es hora de poner manos a las obras. Adelante.

Antonio Sánchez García @sangarccs


No puedo sustraerme a la fascinación que me provoca la hazaña de la NASA enviando, poniendo y haciendo funcionar un robot explorador sobre la superficie marciana. No hay día en que no vuelva una vez más a monitorear en mi celular la reconstrucción de esa asombrosa proeza: el despegue desde su base de lanzamientos de un espigado cohete que carga consigo el robot y el paquete de instrucciones que deberá obedecer para cumplir con su deslumbrante cometido: atravesar el espacio a veintisiete mil kilómetros por hora, alcanzar la superficie marciana tras siete meses de navegación, desplegar su paracaídas y la treintena de globos que inflados le permitirán rebotar sobre el rocoso suelo marciano hasta detenerse en el lugar que antes de su despegue desde la tierra le fuera determinado, para abrirse como una flor y permitir la salida del robot y el despliegue de sus instrumentos, todo ello en perfecta y maravillosa sincronización. A medio millón de kilómetros de los ingenieros que los orquestaran. Para comenzar el trabajo encomendado en cuanto terminó de alzar el mástil con las cámaras fotográficas de alta resolución y enviar las primeras imágenes de Marte, desde Marte, tomadas por el hombre.

Un prodigio de ingeniería y ciencia espacial soportados por milenios de desarrollo científico y tecnológico. Que nos permiten augurar la construcción de estaciones espaciales tripuladas que nos sirvan de trampolín para seguir avanzando hacia la conquista de todos nuestros planetas, incluso colonizarlos para llevarnos al dominio del universo. La imaginación no alcanza a prever lo que será posible antes de que termine el siglo. Recuerdo la emoción que sentí cuando, siendo adolescente, vi desde una estrellada noche santiaguina el destello del Sputnik surcando los cielos. El primer satélite artificial puesto en órbita por la Unión Soviética en plena guerra fría. Pocos años después seguí por televisión, desde Londres, la caminata lunar. ¿Se entiende la emoción al ver este gigantesco paso hacia la conquista de nuestro sistema planetario alcanzado por el genio, la laboriosidad y la tenacidad de los Estados Unidos?

¡Qué inmensa, qué gigantesca diferencia con lo sucedido en el último medio siglo venezolano! Si el rencor, el odio y la envidia de una camarilla de políticos e intelectuales venezolanos —los llamados notables de Arturo Uslar Pietri, el chiripero de Rafael Caldera, Teodoro Petkoff y José Vicente Rangel, y la desbocada ambición de la clase uniformada del país— criadero de dictadores y tiranos, narcotraficantes y ladrones, saqueadores del erario nacional y traidores a sus obligaciones constitucionales y la salvaguarda de nuestra soberanía, como Hugo Chávez, Diosdado Cabello, Vladimir Padrino y sus comacates, rendidos ante la inmundicia castro cubana- no se hubieran propuesto insurgir contra el orden establecido, derrocar al presidente constitucional, Carlos Andrés Pérez, y usurpar y entregarle el poder al golpismo castrocomunista, no existiría hoy este inmenso, monstruoso abismo entre el progreso que ha llevado a la humanidad a Marte y la inmunda regresión que nos ha devuelto y anclado en las honduras de la miseria decimonónica que hoy nos agobia.

No existe otro imperativo categórico para los venezolanos de bien, que enfrentar a la dictadura y derrocar al tirano y sus esbirros. Para establecer la democracia liberal que nos merecemos. Y proceder a recuperar el tiempo perdido. Es hora de poner manos a las obras. Adelante.




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