miércoles, 10 de marzo de 2021

Felipe Pérez Martí: ¿Es Maduro bruto, o inteligente?

 



Felipe Pérez Martí

Movimiento Libertadores


Ha surgido una vez más este tema, y por eso nos peleamos entre nosotros y nos dividimos en dos bandos: los que dicen que es muy bruto, un burro, y los que dicen que si eso fuera verdad, no hubiera durado tanto.

En el pasado he analizado esto, y los cubanos nos meten en “equilibrio de coordinación malo”. Es una estrategia tipo Goebbels. Nos hacen repetir que Maduro es malo. El chavismo es malo.

Ya lo sabemos, pero actuamos, ante cualquier cosa nueva, repitiendo lo mismo: “ahora sí que nos dimos cuenta de que son malos”. Y nos tienen así. Una y otra vez, hasta el infinito. Logrando nuestra división porque Maduro se puso el tapabocas en las canillas, por ejemplo, o porque Delcy puso la cara de fea, etc etc.

Subliminalmente nos meten miedo además, y concluimos que son fuertes, y nosotros débiles.

Y nos hacen perder tiempo en organizarnos. Nos desactivan. Y la única opción que nos queda es apoyar a la dirigencia “opositora”. Nos mantienen en ese teatro de títeres. Pero no solo los titiriteros del desgobierno (Cuba, et al). Sino los de la “oposición”. Les encanta que nos decantemos por uno, o por otro, sin ver otras opciones, ni sin ver quién es el que mueve los hilos. Y hablamos de Maduro, como si fuera bruto o inteligente. Y de Capriles y Guaidó y Leopoldo, y nos dividimos en esto también. Hasta el infinito.

Nos mantenemos en eso, como enajenados. Literalmente así: alienados de nosotros mismos y nuestros intereses. Por eso en el ML hemos dicho basta. Nueva dirigencia, y empoderamiento popular. Plan B y plan C.

Nuestro objetivo es buscar un “equilibrio de coordinación bueno”, en el que no miramos más esa cantaleta repetida mil veces hasta que se convierte en verdad por nuestras acciones (en este caso por nuestra inacción y alienación), sino que repetimos la nuestra una y otra vez:

1. Sí que podemos; no nos dejemos poseer por el miedo, sino por el optimismo, la fe, el amor.

2. Unámonos, pero los verdaderos aliados: los honestos, los del coraje, en un “Pacto Republicano”.

3. Combatamos las ideologías que atacan esa propuesta de unidad del coraje: sea porque nos creemos los puros, porque “nadie tiene la verdad, solo Dios”, porque no tenemos fuerza si vamos separados de la MUD, que Biden apoya a Guaidó, que hay que cohabitar porque es lo más “político”, o “intelectualmente sofisticado”, etc.

4. Con este trabajo de hormiguita, pero estando claros, avanzamos. Esto logra una profecía auto-cumplida: la fe mueve montañas. Si nos coordinamos para creer que sí que lo haremos, entonces actuamos. Y es la acción la que nos conduce al éxito. No es la fe sola. Esta ese la que nos motiva para actuar. Es la acción la que convierte la fe en una profecía auto-cumplida, pues cada quien trae su granito de piedra o tierra, y la montaña se construye. Mejor si hay líderes y organizaciones que traen grandes piedras, claro. Pero cada grano importa. Lo que decía Jesús entonces también es cierto en política, como vemos. La fe es fundamental, para la motivación. Sin eso, caemos en el equilibrio malo, el del maligno, que nos aliena y nos posee, haciendo que actuemos en contra de nosotros mismos. En eso consiste la alienación, la enajenación, que significa posesión maligna, literalmente.

Así como la inacción y la alienación y el acomplejamiento ante una aparente complejidad, más subjetiva que objetiva, nos lleva a que gane el enemigo: los caza-renta, tanto azules como rojos, independientemente de quién gane entre los títeres que manejan (en este caso va a ganar el rojo: ya ganó, como lo sabemos desde la Consulta y hemos analizado).

Por eso es que he estado hablando de “crear” otra realidad, y salir de la que nos pintan todos los elementos del estatus quo, rojo o azul: salir del teatro de títeres en que nos tienen embobados, y peleando los unos con los otros por tal o cual títere, y salir a la calle, al teatro de la realidad cotidiana, claros, para quitarle el velo a la gente que todavía está en eso y sumarlos a la lucha verdadera. La de ella insurrección interna, y la de búsqueda y elección de un nuevo liderazgo que realmente represente a la gente, a los venezolanos en ele territorio nacional, y en la diáspora.

Lo de Maduro es totalmente irrelevante: se trata de un títere, que hace morisquetas en un teatro. Lo importante es quienes lo manejan, que sí que son inteligentes. A nosotros nos toca también ser inteligentes y trabajar adecuadamente, creando la nueva realidad (que ya existe, y solo hay que “descubrirla”).

Aquí va nuestra propuesta para los que no la han leído:

Cordialmente y pendientes, que ahora es cuando viene lo bueno,

Felipe



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