OPINIÓN. -
Reinaldo Aguilera R:
Estando
a horas de que termine el 2020, lo que se dibuja en el rostro de la mayoría de
los venezolanos es el nivel de estrés y agotamiento que se vive a diario, sea
que estemos en Venezuela o fuera de ella, uno trata de verdad, trata de
desconectarse, pero cuando se logra, la circunstancia positiva dura muy poco
tiempo.
Lamentablemente
la realidad socio política luce sin pies ni cabeza, el llamado “Efecto Guaidó”
que logró crear unas muy altas expectativas simplemente se desvaneció, en éste
momento Venezuela se enfrenta a una muy dramática combinación de militarización
autoritaria forzada con un pragmatismo económico, que ha llevado al país a una
dolarización de hecho de la economía que afecta a millones en vez de ayudarlos.
Lo
cierto es que el país que fue referente como nación rica y con estabilidad
democrática, en éste momento ya no existe, no está y en su lugar se encuentra
un entramado que es sinónimo de fracaso, destrucción, de atraso y pobreza, el
caso Venezuela pasó por encima del caso Cuba al referirse a los peligros del
Socialismo y el daño que le hacen a las sociedades.
El
2021 que ya se acerca trae la disyuntiva de enfrentarnos a la continuidad de
Maduro y el Chavismo, que trae consigo más pobreza, control de parte del
régimen y todo lo negativo que podamos pensar o el logro de salir del hueco en
el que estamos y tener mejoras en el sistema de educación, de salud por ejemplo
y buscar que se realicen unas verdaderas elecciones, justas y con todas las
garantías, necesarias para que el resultado sea aceptado y reconocido.
Nos
toca entonces mis queridos amigos, recordar las cosas buenas y soportar los
duros momentos de recibir un nuevo año sin seres queridos junto a nosotros como
antes, sin alimentos suficientes, sin la alegría de siempre en muchos casos,
pero también con la esperanza de que Dios nos fortalece y nos ayudará en estos
momentos tan oscuros.
A pesar de todo lo negativo, lo importante es
que un año nuevo está por comenzar y los buenos
deseos para familiares y los seres queridos, aunque lejos no pueden esperar, el
fin de un año y la apertura del otro es un motivo especial para expresar y
transmitir paz y armonía en una fecha muy especial.
Finalmente, en esta la última columna de
este terrible 2020, les invito a que, en el Año
Nuevo, valoremos lo que tenemos,
superemos lo que nos duele y luchemos juntos por lo que queremos; cerremos los
ojos y pensemos en todo lo que nos hizo sonreír en el año que termina y
olvidemos lo demás.
Ojalá esas sonrisas se multipliquen por mil, así de
simple y sencillo.
¡Feliz Año Nuevo 2021!
Reinaldo J. Aguilera
R.
@raguilera68/@AnalisisPE
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