Foto Prensa Miraflores

La tragedia de Güiria retumba en el mundo. Solo es comparable con las tragedias que ocurren con migrantes al norte de África o con los cubanos que tratan de huir en balsas. Y pensar que muchos aseguraron que Venezuela nunca llegaría a esto.

Sin embargo, hay que reflexionar sobre otras víctimas. Porque la desgracia del régimen rojito es tal que la tragedia de Güiria no es un hecho aislado. Es más, a diario suceden cosas terribles. Todos los días el venezolano se enfrenta con la muerte y no siempre gana, y los responsables están en Miraflores.

Acnur lo ha dicho claramente. A diario, un promedio de 500 personas huyen del país. Babar Baloch, portavoz del organismo, asegura: “Muchos de ellos llegan en condiciones desesperadas a comunidades de acogida muy golpeadas por la pandemia, por lo que es urgente protegerles y asistirles”.

Y sabemos que no todos los países los acogen con empatía, porque el caso de Trinidad y Tobago pasará a la historia por el manejo de esta crisis migratoria producto de la crueldad de un régimen que hace que la gente arriesgue su vida para salir. Lo peor es que la cúpula rojita no reconoce este fenómeno. Para ellos la angustia que siente el venezolano porque no puede subsistir en su país no existe. Insisten en que todo está de maravilla porque a ellos no les falta nada.

¿Exageraciones de un editorial periodístico? El 11 de diciembre la agencia Bloomberg publicó una nota en la que se afirma que el World Food Programme de Naciones Unidas tiene meses negociando con el jefe del régimen para que permita la entrada en el país de toneladas de alimentos dirigidos a los más necesitados. ¿Y saben por qué este organismo y otras organizaciones no han podido venir a repartir comida? Porque el mandante insiste en que la distribución debe estar a cargo de su régimen a través de los milicianos.

La oficina del WFP exige que la distribución debe estar en manos de organizaciones no políticas e independientes del régimen y esa es la piedra de tranca. Lo que demuestra que ni al jefe ni a su cúpula les interesa el destino de uno de cada tres venezolanos que sufre de desnutrición en este momento. Ergo, como dirían los entendidos en razonamiento lógico, les importa un comino que la gente se muera de hambre, razón principal por la que el venezolano trata de huir del país.

La tragedia en Venezuela es diaria. Unas veces, como Güiria, se hace pública; pero la mayoría es silenciosa, dolorosa y terrible y solo la lloran los que la conocen. Pero lo que sí está claro en la mente de todos es quiénes son los culpables.