En un recorrido por varias comunidades del
municipio Libertador pude escuchar mil quejas sobre el servicio de gas
doméstico. Vamos a nombrar cada comunidad para que, finamente, la empresa Gas
Drácula se entere cuáles son las zonas afectadas, a saber: Pirapira, El Tigre,
La Arenosa, Caramacatal, Piñalito y El Mestizo no tienen Gas desde noviembre del
año pasado; Barrerita, Colinas de Carrizales, Ezequiel Zamora, Las Naranjas, El
Oasis y El Triángulo no tienen Gas desde diciembre; El Molino y Villa Jardín no
tiene Gas desde septiembre del año pasado. Estoy seguro que el resto de
Tocuyito y Libertador están en la misma situación porque lo que se escucha en
la calle es la búsqueda desesperada de alternativas: las cocinas de gasoil, los
“caracolitos” y la leña.
El tema es preocupante en muchos sentidos, cocinar
con leña es nocivo para la salud respiratoria y puede tener efectos peligrosos
sobre aquellas personas que sufren de alteraciones en la tensión arterial, sin
menoscabo de sus consecuencias ambientales, la proliferación de los llamados
“caracolitos” (resistencias eléctricas) incrementan el consumo eléctrico en un
contexto de desmantelamiento de Corpoelec. Por otra parte, la proliferación de
cocinas a gasoil hace más complejo el problema de escasez de ese combustible y
el riesgo de intoxicación de alimentos está latente. Por todo ello la gente, en
cada comunidad, no hace sino recordar los tiempos de la democracia civil en los
que el camión con el gas llegaba a cada casa y el mismo técnico instalaba la
bombona en la cocina.
Lo más triste del asunto es el lamentable
espectáculo, parecido al juego infantil se “quema la papa”, que muestran el
alcalde, el gobernador y PDVSA. Nadie es culpable. Unos dicen que “no es su
competencia”, el otro que “solo distribuye” y el más descarado dice que “es
culpa del imperio, del capitalismo, del cambio climático o de mercurio
retrógrado”. Mientras eso ocurre, el ciudadano sigue pasando dificultades, sin
respuestas, sin derecho a pataleo y sin alternativas sanas o sostenibles.
Las responsabilidades de gobierno ameritan
una conducta apegada firmemente al respeto a la ciudadanía. En vez de ese
indignante juego de la “papa se quema”, lo correcto es que el alcalde reclame
en público y en nombre de los afectados de su municipio el incumplimiento de
los cronogramas de despacho. Si el fue electo por los vecinos, su primer deber
es responder a los vecinos antes que guardar silencio cómplice y seguir la
línea del PSUV de meterse la lengua en el bolsillo. El gobernador no puede
mantener el doble juego de ser y no ser a la vez, el mismo fue quién decretó el
funcionamiento de Gas Drácula prometiendo el fin de las penurias por el gas,
lavarse las manos como Poncio Pilatos no aplica. Es necesario hablar con
sinceridad, muy bueno sería que tanto los Concejos Municipales como el Consejo
Legislativo del Estado Carabobo interpelara al poder ejecutivo para que quede
evidencia pública del fracaso de las respectivas gestiones pero nada, la
consigna más usada es “entre bomberos no se pisan la manguera”.
En todo caso, seguiremos tomando el pulso a
las comunidades. Los adecos estamos en la calle, escuchando a la gente,
acompañando su lucha y sintiendo sus dolores como propios. El miedo es natural
pero la cobardía es una decisión, nosotros decidimos no ser cobardes.
Enfrentamos a la dictadura con el rostro descubierto, con nombre y apellido, en
todos los escenarios. ¡Luchar hasta triunfar!
Julio Castellanos / jcclozada@gmail.com / @rockypolitica
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