Para quienes fuimos criados en
el catolicismo, el miércoles pasado fue
un día importante, se dio inicio a la Cuaresma, que constituye un tiempo litúrgico de conversión, lo marca
la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua, que ocurre en la
semana Santa; según la creencia es tiempo para arrepentirnos de nuestros
pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores seres humanos y así
poder vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma tal como la palabra lo indica dura 40 días;
comienza cada miércoles de ceniza y
termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo; pero lo cierto
es que también culmina la fiesta del carnaval, siempre celebrado en todo el
mundo y cuyo epicentro lo constituye la gran celebración del Rey Momo en el
vecino Brasil afectada en este año, por las restricciones debido a la pandemia
del Coronavirus.
En ocasiones normales, las llamadas “Scolas” de Samba
se alzan con sus mejores coreografías en el famoso Carnaval de Río de Janeiro,
que por cierto desde el 2019 es muy monitoreado por celebrarse bajo estrictas
medidas de vigilancia, en la ciudad del carnaval las normas de seguridad se han visto
reforzadas después de los graves accidentes con carros monumentales que en 2017
provocaron un muerto y varios heridos.
Así pues, desde el año 2018, los conductores de los vehículos
alegóricos deben someterse a pruebas de alcoholemia para evitar males mayores;
curiosamente todo este clima de fiesta y alegría que les vengo contando, me
hace volver la vista atrás y recordar tiempos mejores como los vividos en la
infancia, en mi natal Ciudad Guayana.
Mi
papá y mi mamá según recuerdo decidieron llevarnos de paseo, a mis hermanos y a
mí a El Callao, en plenas fiestas de carnaval, música de “Steel Band” (tambores
metálicos oriundos de Trinidad y Tobago), inundaba las calles del famoso
pueblo, mucha gente y disfraces por doquier. Recuerdo que mi papa me dijo que
le acompañara, pues me iba a presentar a alguien, allí la vi, una señora
grande, vestida con ropa de muchos colores, me dijo ¡Hola muchachito! Y su nombre, Isadora Agnew y luego aclaró, dime
simplemente la Negra.
La Negra Isidora ya no está, pero sin duda alguna es un personaje popular
que se mantiene con mucho arraigo en el recuerdo y en la memoria del colectivo
venezolano, como el símbolo de la alegría desbordante y que aún hoy en día con todos los problemas, sigue siendo la
insignia del famoso carnaval de
El Callao; de este pueblo minero
fundado en las orillas del río Yuruari en mi Estado
Bolívar y en el cual según cuenta la historia, existió una famosa mina de oro,
la cual fue mantenida en secreto por quien la descubrió, por lo que al señor lo
apodaron “El Callao”.
Cuentan que luego, se formó una población entorno al
pueblo que tomo como nombre, el apodo del minero y que atrajo luego poblaciones
enteras de inmigrantes para continuar en la búsqueda de oro, el resto ya es
historia como todos saben, el mito de “El Dorado” ha hecho a muchos ricos y
otros muy pobres, tanto físicamente como de alma.
Este pueblo ha sido escenario de una fusión cultural de grupos ingleses,
norteamericanos, criollos, franceses y antillanos, Isidora fue la más famosa “Madama”
ataviada de hermosos trajes de seda colorida, combinadas con el turbante
llamados “Madras” propio de las islas de Martinica y Guadalupe e impulsora de
las festividades carnestolendas en esa zona del sur de nuestro país.
Isadora o Isidora, jugó un papel importante en el proceso de popularización de
esta celebración pagana, ya que animaba las fiestas con canciones y bailes
acompañadas por la alegre música del “Calipso” voz de origen africana, y ritmo
que adquirió personalidad propia en esta región, llegándose a conocer la
variante venezolana como “Calipso del Callao”.
Volviendo a nuestra realidad de 2021 en medio de lo que
representa el Covid-19 y muchas cosas más, inevitablemente pienso en que aun
con múltiples problemas, tanto en Brasil como en otros países, la gente celebró
el Carnaval a su modo, pero en Venezuela, la mayoría no lo hizo, de pronto
algunos privilegiados si, pero son muchas las personas que continúan sumergidas
en las colas de la mega inflación, en búsqueda de productos de primera
necesidad, buscando cómo estirar lo poco que tiene, huyendo de la inseguridad,
imposibilitados de responder frente al drama de la salud, sin poder adquisitivo
que valga y pare usted de contar, todo en medio de un Carnaval que parece el
del fin del mundo.
La realidad es que el país como un todo, está hundido
en la desdicha producto de la terrible administración, de un régimen que
persiste en querer implementar un modelo económico que ha fracasado, que llevan
ya más de 20 años queriendo instaurar y cuyos resultados están presentes en el
día a día de los venezolanos, que deja un rastro de destrucción casi total del
aparato productivo y miseria por decir lo menos.
Resulta indignante la inacción del oficialismo frente a
todos los problemas que estamos viviendo y por lo visto no se ha concretado ni
se concretará ninguna rectificación, pienso que sencillamente no tienen ya
capacidad de respuesta frente a los fenómenos que se les vienen encima cada
día, la improvisación es lo que manejan, tal como deciden cuál semana es
flexible o cuál es radical respecto a la pandemia del Coronavirus, muy
lamentable.
Lo que si queda claro es que con la voluntad de
transformación que tenemos muchos, llegará el momento de colaborar todos para
levantar al país, ese día llegará y nos encontrará prestos para hacer todo lo
que sea pertinente y lograr los objetivos que no son otros que un país mejor
para todos, de inclusión y prosperidad.
Para finalizar y despedirnos hasta una nueva
oportunidad, quiero pensar en estos 40 días que estamos ya recorriendo hasta la
semana mayor, quizás sean duros pero necesarios, además tengan la seguridad de
que también serán menos dolorosos respecto a lo que sufrió nuestro Señor en la
Cruz por nuestros pecados; así que llenos de valor y en cualquier lugar en que
estemos, seguiremos haciendo todo para salir de ésta pesadilla y volver a la
normalidad, no pierdo la esperanza de que así será.
Por ahora y para terminar, deseo recordar mi tierra,
mis raíces al compartir con ustedes un pequeño extracto del calipso, que quizás
sea uno de los más famosos y cantados en toda fiesta en nuestra querida Venezuela,
sea carnaval o no, popularizada por Serenata Guayanesa cuyos integrantes son
muy amigos de mis Papás, no es otro que “El Calipso del Callao”:
El Callao Tonight,
Tumeremo Tomorrow Night (uai yo)
El Callao Tonight, Tumeremo Tomorrow Night (uai
yo)
El
Callao Tonight, Guasipati Tomorrow Night!!!
Así de simple y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R.
@raguilera68/@AnalisisPE
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