miércoles, 24 de febrero de 2021

Castillo de naipes

 El Editorial


El mundo se encuentra en una época donde la revolución de la información y la globalización mundial, exigen a los gobiernos adaptarse. En Venezuela pareciera que nos estamos quedando atrás. En nuestro país nos encontramos con una particular y atípica situación que nos mantiene en una contienda diaria por el poder, en un escenario condicionado por la incertidumbre y en una constante lucha por sobrevivir, que no nos permite ver el futuro, porque en realidad muchos solo están pensando cómo sobrevivir a este presente.

La complejidad socioeconómica y la falta de valores que nos rodean plantean múltiples interrogantes, entre ellas: ¿podremos algún día salir de las crisis económica, humanitaria, social y política en las que nos encontramos inmersos? ¿Cómo reducir la pobreza galopante? ¿Cómo virar la política económica? (si es que acaso hay alguna)

Definitivamente la situación no es para nada fácil. Nuestro país necesita una gestión que muestre resultados específicos, con una visión realista mediante la cual generar y sostener unas condiciones acordes a la competitividad e interdependencia global presente.

No creamos que la apertura de amplísimos establecimientos con innumerables bienes importados y abundancia de productos en los anaqueles es reflejo de algún cambio y el inicio de una relativa prosperidad. Las soluciones llevadas a cabo sin planificación y definición clara de cuáles son los intereses que deben prevalecer en beneficio de Venezuela pueden generar espejismos que tarde o temprano se derrumbarán como castillos de naipes.

No nos acostumbremos, no nos entreguemos, porque quizás cuando reaccionemos sea muy tarde para recuperar nuestra libertad.

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