lunes, 28 de septiembre de 2020

JORGE RAMOS GUERRA: De la Magistrada Gisburg a los magistrachoros chavistas.

 


Picapedrero

De la Magistrada Gisburg a los magistrachoros chavistas.

por: Jorge Ramos Guerra.

El Estado de Derecho, sin apellidos, ha perdido a una de las más grande exponentes de sus principios, la doctora Ruth Bader Gisburg, Magistrada de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, entre cuyas actuaciones, interpretara la igualdad como un derecho natural que si bien, en su evolución ha tenido costos, su reconocimientos plasmados en leyes fortalecen el humanismo en las sociedades modernas.

Ginsburg, se destacaría como “figura capital en la lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres,  todas las luchas justas de los derechos civiles desde mediados del siglo XX” es destacado en medio los y redes con emotivas gráficas que inmediatamente asocié y que ilustran este Picapedrero por aquél viejo decir que mi madre repetía con rebote… “Al pasajero se le conoce por la maleta”. A la doctora Gisburg por su “currículum”  al tal Maikel Moreno por su “prontuario” y… “A buen entendedor, pocas palabras”. En ese sentido el Poder Judicial republicano, suma más corrupciones, que sentencias ajustada a la ética jurídica. De ello hay constancia a partir del siglo XIX, recogidas por el distinguido abogado Pedro Núñez de Cáceres en sus “Memorias” y así da cuenta de la justicia en Caracas para 1852… <<Hay corredores de sentencias que negocian por miles:  En fin la venta de la justicia es un ramo de industria pingue que ha enriquecido a personas que todos conocemos…Envilecida así la junta, envilecidos los Tribunales ha caído el país en un descrito vergonzoso. El pueblo indignado maldice los jueces>>

117 años después, Hugo Chávez Frías, le presentaría al país una propuesta de adecentar su Poder Judicial ¡Oh ilusión!  y con pinzas indaguemos a veinte años después. Sus primeros magistrados, no solo,  no tenían el Constitucional requisito de doctorado, sino algo peor, su vicepresidente, Franklin Arriechi, presidente de la Sala Civil, esperaba por decidirse una causa por estafa que lo involucraba. En esas andanzas le acompaña Pedro Rondón Hazz ¿Que tal? Posteriormente la presidencia de la máxima instancia judicial caería en manos de la ciudadana Luisa Morales, quién vendría de suspensiones y destituciones como jueza. Como sería la podredumbre del Supremo Tribunal que en plena Asamblea Nacional, el presidente de su Comisión Judicial Luis Velásquez Alvaray denunciaría que: “El narcotráfico tiene penetradas las instancias judiciales” (El Nacional, mayo, 20 de 2005) para terminar diciendo que: ” Hay que ponerle una bomba al Palacio de Justicia” (El Universal, marzo 26 de 2006) ¡Claro! Ya había sido acusado de corrupcion en el invento de ciudades judiciales donde se extraviaron más de 30 mil millones de bolívares a la fecha y su fuga espera enriquecido por una “Amnistía” que constitucionalmente no le beneficia. Así llegamos al Maikel Moreno, cuya habilidad lo llevo a ser escolta del Presidente Carlos Andrés Pérez, teniendo en su haber un homicidio, cuyo expediente se debe haber perdido como la partida de nacimiento de Maduro Moros, que suena más colombiano, pero allí no se queda tan escatológica conducta, sino que a espaldas del pueblo, el Presidente Juan Guaido, consciente de lo anterior negocio con el, para luego ser traicionado sin haber dado aún explicaciónes, como no lo ha hecho con los diputados CLAP ¿Entonces hay que morir callado, para salir del régimen, para que todo continúe como está?

Gangrenado el Poder Judicial, hay que extirparlo sin tapa boca, comenzando con el Supremo que está en el exilio con sus excepciones, porque al igual que Maduro y Moreno, su presidente tiene doble nacionalidad.

No se merecía la gráfica de  Gisburg, junto a la de  Moreno, pero los estudiantes  deben saber, si tiene sentido hacerce profesional del derecho para buscar la justicia o delinquir y el mismo ciudadano común, escoger si buscarla por su cuenta o comprarla. Por nuestra parte, cómo todo almoravid, seguiremos echándole a perder el juego a alguien…

Jorge Ramos Guerra ardive@gmail.com

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