OPINIÓN
Reinaldo Aguilera:
La cosa viene más o
menos así: El 5 de junio de 2020 el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de tendencia
oficialista, declara la omisión inconstitucional de la Asamblea Nacional (AN)
por no designar a los nuevos rectores a tiempo y se prepara para designar
a los rectores del Consejo Nacional Electoral, el 11 de junio la Asamblea
Nacional, que recordemos era de mayoría opositora, no reconoce la decisión del
TSJ y dijo continuar con el proceso de postulación de candidatos para rectores
del CNE, que fue paralizada durante los meses duros de inicio de la pandemia mundial
por el coronavirus, de ello no existe sustento legal en la constitución
venezolana para la intervención del TSJ.
En consecuencia, el 13 junio
el TSJ procedió a designar a los nuevos rectores del poder electoral, en base a
la sentencia de omisión del poder legislativo, ese cuerpo directivo electoral
adelantó el proceso del pasado mes de diciembre, el cual ha sido desconocido y
rechazado por múltiples países e instituciones nacionales e internacionales,
por lo que el resultado de esa elección que es la actual Asamblea Nacional por
lo tanto es írrita, hasta el punto de que los anteriores diputados (2015), aún
se dicen estar en sus cargos y Juan Guaidó preside esa Asamblea Nacional.
El asunto entonces se complica, cuando en medio
de una crisis humanitaria de altísimo nivel que vive Venezuela, esa nueva
Asamblea designa una nueva directiva a menos de un año de la anterior, nos referimos recuerden, a la
Asamblea no reconocida y rechazada, entonces ¿el nuevo ente electoral recién
designado es legítimo o no lo es?, una razonable interrogante.
El caso es que con el nombramiento de un
nuevo Consejo Nacional Electoral
(CNE) integrado de forma más equilibrada, ya que consta de tres
representantes del oficialismo y por dos personalidades de una parte de la
oposición, podría quizás servir de punto de partida para la realización, por
primera vez desde 2015, de comicios que sean reconocidos por la comunidad
internacional y en los que participen las distintas fuerzas políticas que hacen
vida en el país, pasando por las organizaciones paralelas a las existentes.
Lo angustiante y que algunos no observan, es la situación real del
llamado cuerpo electoral, que no son los rectores designados, me refiero a los
propios electores quienes están pasando por una infinidad de cosas, desde problemas
médicos, económicos a un largo etcétera, ese punto es el que se debe atacar con
prontitud, para que se recobre la esperanza y se rescate la voluntad de ir a
votar y participar en algún proceso electoral, de lo contrario será en vano
cualquier esfuerzo.
Sin embargo, aún con tanto
en contra, podríamos decir que la ruta política de este año en Venezuela será “negociación,
diálogo y elecciones”, ahora bien, de definir ciertamente la participación en
el venidero proceso electoral, se tiene que lograr la unificación real de
fuerzas políticas opositoras, organizarse y trabajar duro para lograr el
triunfo, además de contar con las garantías necesarias antes durante y después del proceso, me
refiero a que sean reconocidos los resultados y que a los electos se les deje
gobernar.
Los nuevos representantes del Poder Electoral fueron electos
por mayoría calificada, por lo tanto, desde ya, Pedro Calzadilla, Enrique
Márquez, Tania D'Amelio, Roberto Picón y Alexis Corredor se desempeñarán como
rectores principales, como verán los conocedores de la materia, se repiten
nombres ya conocidos, tanto en los principales como en los suplentes, dejando
ver que aún son fichas importantes del oficialismo dentro del ente comicial, lo
que no genera confianza determinante.
De acuerdo al reglamento del CNE, la nueva
directiva debe realizar una reunión de directorio para designar la Presidencia
y Vicepresidencia del órgano electoral; así como la distribución de la Junta
Nacional Electoral, la Comisión de Participación Política y Financiamiento, y
la Comisión de Registro Civil y Electoral, en ese momento veremos quién tendrá
el control y quién no, de las áreas delicadas dentro del CNE.
Por el momento, no debemos olvidar todos los antecedentes de lo que
sucede, tenemos que las elecciones parlamentarias del 6 de
diciembre pasado, marcaron otro revés en los esfuerzos por forjar una solución
pacífica al conflicto político del país, el cual se agudiza con el paso de los
días, por otra parte, la oposición mayoritaria liderada Juan Guaidó boicoteó la
votación con el argumento de que no era ni libre ni justa, pero que el
resultado de esa elección nos trae hasta el actual momento.
Finalmente, debemos tener claro que el gobierno y
la oposición están actualmente a kilómetros de distancia, y cualquier intento
por retomar de inmediato las negociaciones a gran escala probablemente
fracasaría, pero si de la reciente designación del ente electoral, surgen luces
que alumbren el oscuro túnel, quizás, repito quizás se pueda ver algo de
claridad que traiga beneficio a la colectividad y destranque el juego
político que mantiene a todos en un insomnio permanente y no obligue a que se
designe un CNE para cada elección, así de simple y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R.
@raguilera68/@AnalisisPE
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