jueves, 20 de mayo de 2021

Las medias tintas de Márquez

 

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Por El Nacional -mayo 20, 2021


vicepresidente CNE

“Espero que la clase política pueda estar segura de que puede participar y de que efectivamente habrá un proceso medianamente transparente en el cual puede entrar y aprovechar para ocupar posiciones institucionales importantes en la próxima elección, y en la próxima de arriba también”. Son palabras del vicepresidente del Consejo Nacional Electoral, Enrique Márquez, sobre los comicios que preparan para noviembre de este año.

Cuando se habla de elecciones transparentes no puede haber medias tintas. Si algo tiene la democracia es que o existe o no, y la capacidad de elegir a representantes en cualquier nivel de poder es una de las condiciones más importantes, aunque no la única. Unos comicios “medianamente transparentes” no son precisamente la respuesta a los problemas del país, que desde hace años clama por su derecho de votar libremente.

Se ha identificado el nombramiento de los miembros de este CNE como un primer paso, y de hecho, muchos organismos y países le dan su apoyo, pero Márquez no puede decir que tratarán de organizar una elección “más o menos” transparente porque eso sería quedar en las mismas. Y entonces ¿para qué todo el esfuerzo?

Si bien es cierto que se desarrollarán de manera paralela la organización del proceso electoral y el supuesto diálogo asistido, bueno sería que la oposición, en ambas instancias, tuviera claro que hay ciertas condiciones que no pueden estar sujetas a negocio.

Lo han dicho expertos como los de Transparencia Electoral. Lo primero que señalan es la necesidad de ocuparse del registro electoral, abrir las inscripciones y hacer las depuraciones del caso; esta lista no debe tener errores de ninguna naturaleza. Asimismo, mencionan lo imperativo de garantizar que todos los venezolanos que viven en el exterior puedan votar, nada de cerrarles consulados ni otras peripecias que hizo el órgano comicial anteriormente.

Algo sumamente importante que debe rescatarse es la participación de todos los partidos políticos por igual, nada de eliminarles tarjetas, ilegalizarlos o ignorarlos. Y lo mismo para todos aquellos que tenían aspiraciones y fueron inhabilitados por una medida amañada de tribunales controlados por el régimen.

También hay trabajo que hacer en cuanto a la distribución de las mesas de votación, pues cada vez que Miraflores prepara una elección, las mueve a su total conveniencia y eso ha imposibilitado que muchos electores puedan ejercer su derecho al sufragio. Por supuesto que el CNE debe garantizar todas las auditorías necesarias, pero además se debe permitir la observación internacional calificada y no interesada (siempre vienen los «amigos de la casa»).

Todos estos puntos tienen que estar en la agenda de las discusiones tanto del CNE como de las negociaciones entre régimen y oposición. El deseo que todos los venezolanos tienen es poder elegir a un nuevo presidente. Pero vamos paso a paso. Antes, definitivamente, hay que optimizar el proceso… ¡y no medianamente!

Los rectores del CNE tienen mucho trabajo por delante si tanto les interesa la credibilidad en el Poder Electoral. No hay que pensar en democracias a medias, o de elecciones medio transparentes, porque con eso no se convence a nadie. Haga lo que tenga que hacer para garantizar unos comicios justos. No se puede estar bien con Dios y con el Diablo. Dele la razón a los que han defendido su nombramiento. La pelota está de su lado, señor Márquez.



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