En las últimas semanas se ha dado a conocer,
por la labor incansable de periodistas comprometidos, las denuncias vecinales
que dan cuenta del deterioro de las instalaciones y la total carencia de
insumos y equipos de la Medicatura de Tocuyito. Este centro de salud
dependiente de la Gobernación de Carabobo, además de no contar con ambulancia,
ni servicio de laboratorio, buena parte de sus áreas de atención se encuentran
deshabilitadas entre filtraciones y el total descuido. Su personal hace un gran
esfuerzo para mantener sus puertas abiertas, más por la vocación que por sus
infames salarios.
Debería ser obvio para las autoridades, más
allá del discurso y las apariencias, que sin la medicatura los tocuyitanos
tienen que irse a Cojedes o a Valencia para buscar atención medica, la
Maternidad María Ibarra solo atiende embarazos (únicamente los de bajo riesgo) y
el CESADE solo atiende hasta las 2 pm porque es un modulo de atención primaria.
¿hay algún motivo para felicitar al gobierno en este aspecto?
El gobierno municipal y el ciudadano
alcalde deberían denunciar a viva voz, en nombre de los vecinos, la desinversión
de la gobernación en esa dependencia de Insalud. Debería disponer recursos
municipales para tener una ambulancia para los pacientes que se queden sin
atención médica. Pero, visto lo visto, pareciera que el alcalde no está
enterado de la situación aunque esa medicatura esté ubicada a una cuadra de la
Alcaldía. La gobernación no parece enterarse del asunto quizá porque Tocuyito
está muy lejos de las Plazas Drácula y de la Playa Waikiki.
Como representantes de la oposición
política, podríamos promover alternativas de solución a estos problemas. Consideramos
pertinente que se evalúen opciones de congestión de los servicios de salud
públicos, una alianza público – privada (APP) que permita a operadores privados
suministrar servicios de salud usando las hoy inútiles instalaciones públicas
bajo un convenio normado, transparente y
sujeto a contraloría en la que consultas y procedimientos especializados sean
pagos y la consulta general y exámenes rutinarios sean gratuitos. Esa misma APP
puede ser útil para afrontar las inversiones que rehabiliten las instalaciones
sanitarias. Esto amerita separarse de los dogmas, ni todo público es bueno, ni
todo privado es malo, en este caso hablamos de un régimen mixto de congestión
de un servicio público.
Los pasos requerido para hacer una APP
posible son harto conocidos, 1) crear una legislación para establecer los
procedimientos para el funcionamiento de una APP bajo los criterios de
transparencia, rendición de cuentas y contraloría social, 2) abrir licitaciones
públicas y transparentes para que los operadores privados efectúen sus ofertas,
3) efectuar el contrato público entre la autoridad competente y los operadores
privados. Si los gobiernos regional y municipal fuesen serios publicarían las
estadísticas sanitarias, así sería obvio que la atención suministrada en este
instante es insignificante frente a las necesidades de una población estimada
en más de 300.000 libertadorenses. Es momento de actuar, no de dedicarse a
organizar templetes diarios en la cancha Apolo.
La ciudadanía no está esperando del Alcalde
un discurso sobre el socialismo, el capitalismo, el bloqueo o las sanciones,
está esperando respuestas concretas para resolver los problemas que enfrentan
cotidianamente. Este y otros temas desearíamos abordarlos frente al alcalde y
frente a los concejales, nosotros no comemos gente ni mordemos, pero en
nosotros no encontrarán ni silencio ni complicidad.
Julio Castellanos / jcclozada@gmail.com / @rockypolitica
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